Sesión Bocatita de Trigueros
#relatosabocados:
- A cualquiera que le hayan mandado a freír espárragos en múltiples ocasiones, ya casi debería ser inmune a esto, o al menos ya tendría que haber desarrollado una gran resiliencia para reponerse y seguir buscando seres que lo vuelvan a enviar a ese estado de fritanga perpetua.
Tendría, de algún modo, que haber desarrollado una personalidad de espárrago: resistente y orgullosa. Pero esta interpretación simbólico-idealista que solo toma en cuenta sus cualidades trigueras, realmente es equivocada.
Analicemos a profundidad al espárrago:
Es una verdura que si no la cocinas bien y le das su hervor de calidad, te queda poco tierna; si te pasas, se deprime descolorida o se encoge a la mitad de su tamaño, manifestando su inmadurez ante las presiones. ¿Dónde queda esa verde altivez?
Luego está su tozudez, esa obsesión tan molesta de dejar fibras atrapadas entre los dientes (o más bien, son los dientes los que se quedan atrapados entre las fibras). Ha de haber más pacientes en el dentista con encías inflamadas por culpa de los espárragos que niños con caries por comer chuches.
Si Freud analizara un espárrago, concluiría en que una personalidad tan particular es producto de su ansiedad por dejar huella.
¡Alguien debería mandar a los espárragos a freír espárragos! Y de paso también a Freud.